Lima, noviembre 2020. – Los meses de confinamiento, el teletrabajo y la educación a distancia han retado a las familias a enfrentarse a nuevas dinámicas en el hogar, que, aunque no siempre han sido fáciles, han permitido el desarrollo de la tolerancia, la empatía y las capacidades de organización para maximizar el bien común.
Los padres se han involucrado de manera directa en el día a día de la educación de sus hijos e incluso han podido observar cómo interactúan con sus maestros y compañeros. Aunque esto varía según las edades y las diferentes características familiares, en general les ha permitido conocerlos mejor y reflexionar sobre los procesos de aprendizaje que no conocían al no poder pasar tanto tiempo juntos.
Pero, ¿qué han aprendido los hijos e hijas de sus padres en este periodo? Paloma Linares, Gerente de Educación de Innova Schools, destaca tres aspectos importantes:
- Valorar el esfuerzo de sus padres
El teletrabajo ha permitido que los chicos estén más expuestos a ver de cerca qué hacen y cuánto tiempo le dedican a su trabajo sus padres; y en muchos casos a conocer y entender mejor sus oficios y profesiones.
- Resiliencia
Muchos padres se han tenido que enfrentar a un despido o a la imposibilidad de trabajar de la manera que lo hacían por esta la coyuntura. En ese contexto los chicos han presenciado de primera mano la capacidad de resiliencia, y el proceso de reinvención de sus padres para buscar nuevas formas de generar ingresos para el hogar.
- Trabajo en equipo
Este periodo ha sido una oportunidad para que los hijos compartan con los padres las tareas del hogar y desarrollen su responsabilidad y autonomía.
“Ver a los padres más tiempo, en una faceta más real, humana e incluso emocionalmente más vulnerable, ha ayudado también a fortalecer la relación de confianza y respeto”, explica Linares. Agrega además que, expresar nuestras emociones y compartir nuestras dudas, temores, así como nuestras ilusiones es una oportunidad para mejorar también la comunicación y fortalecer los lazos entre toda la familia.
Linares finaliza recordando que, de forma más profunda, los hijos ayudan y enseñan a los padres, tanto como los padres les ayudamos y enseñamos a los hijos.
Los meses de confinamiento, el teletrabajo y la educación a distancia han retado a las familias a enfrentarse a nuevas dinámicas en el hogar, que, aunque no siempre han sido fáciles, han permitido el desarrollo de la tolerancia, la empatía y las capacidades de organización para maximizar el bien común.
Los padres se han involucrado de manera directa en el día a día de la educación de sus hijos e incluso han podido observar cómo interactúan con sus maestros y compañeros. Aunque esto varía según las edades y las diferentes características familiares, en general les ha permitido conocerlos mejor y reflexionar sobre los procesos de aprendizaje que no conocían al no poder pasar tanto tiempo juntos.
Pero, ¿qué han aprendido los hijos e hijas de sus padres en este periodo? Paloma Linares, Gerente de Educación de Innova Schools, destaca tres aspectos importantes:
- Valorar el esfuerzo de sus padres
El teletrabajo ha permitido que los chicos estén más expuestos a ver de cerca qué hacen y cuánto tiempo le dedican a su trabajo sus padres; y en muchos casos a conocer y entender mejor sus oficios y profesiones.
- Resiliencia
Muchos padres se han tenido que enfrentar a un despido o a la imposibilidad de trabajar de la manera que lo hacían por esta la coyuntura. En ese contexto los chicos han presenciado de primera mano la capacidad de resiliencia, y el proceso de reinvención de sus padres para buscar nuevas formas de generar ingresos para el hogar.
- Trabajo en equipo
Este periodo ha sido una oportunidad para que los hijos compartan con los padres las tareas del hogar y desarrollen su responsabilidad y autonomía.
“Ver a los padres más tiempo, en una faceta más real, humana e incluso emocionalmente más vulnerable, ha ayudado también a fortalecer la relación de confianza y respeto”, explica Linares. Agrega además que, expresar nuestras emociones y compartir nuestras dudas, temores, así como nuestras ilusiones es una oportunidad para mejorar también la comunicación y fortalecer los lazos entre toda la familia.
Linares finaliza recordando que, de forma más profunda, los hijos ayudan y enseñan a los padres, tanto como los padres les ayudamos y enseñamos a los hijos.