• Entre el 42 y el 80% de los latinoamericanos recurre a la automedicación y, de ellos, entre el 30 y el 40%1 utiliza antiinflamatorios no esteroideos (AINES) para aliviar el dolor.
  • Dr. Ian Falvy, miembro de la Asociación Peruana para Estudios de Dolor (ASPED), indica que en Perú existe una marcada cultura de automedicación con fármacos y una tendencia al uso de remedios caseros y medicina alternativa para aliviar su dolor.

AGENCIAPRESS NOTICIAS.- Lima, julio 2021. En Latinoamérica, la automedicación para aliviar el dolor es una práctica común a la que recurre entre el 42% y el 80% de la población. El Dr. João García, presidente de la Federación Latinoamericana de Asociaciones para el Estudio del Dolor (FEDELAT), indica que se ha convertido en un problema de salud pública, ya que su práctica es cada vez más frecuente.

Esto responde a diversas razones, como la falta de acceso a atención médica, al desconocimiento del dolor crónico como una enfermedad en sí misma, a la desinformación respecto a cuándo es oportuno acudir al médico, a la confianza en recomendaciones de familiares, conocidos e información consultada en internet, así como a la disponibilidad de medicamentos que pueden adquirirse sin receta médica.

Este es el caso de los antiinflamatorios no esteroideos (AINES). De hecho, entre el 30 y 40%1 de quienes toman medicamentos por cuenta propia elige esta opción para aliviar el dolor. En Perú esta situación es similar, el Dr. Ian Falvy, especialista en dolor y miembro de la Asociación Peruana para Estudios de Dolor (ASPED) comenta que en el país “existe una marcada cultura de la automedicación con fármacos, y una tendencia a utilizar otros métodos para aliviar el dolor; en Lima, se estima que el 4% de pacientes emplean remedios caseros y el 3.8% recurre a la medicina alternativa”

Los AINES se emplean para tratar los dolores agudos, es decir, aquellos que tienen una duración corta, menor a un par de meses; la inflamación y la fiebre. Sin embargo, no deberían usarse por tiempo prolongado, pues pueden cronificar el dolor y retrasar el tratamiento adecuado; lo cual genera importantes complicaciones de salud”, señala García.

Entre los riesgos que supone la automedicación no controlada con AINES para aliviar el dolor el especialista resalta: 

  • Retraso o dificultades para realizar un diagnóstico adecuado. El uso indiscriminado de estos medicamentos puede ocultar tanto la intensidad del dolor como las enfermedades de base que lo ocasionan, y demorar la atención oportuna.
  • Cronificación del dolor. La administración de dosis indebidas puede incrementar su intensidad y prolongar el padecimiento por meses, años o para toda la vida; lo cual podría provocar daños irreversibles y afectar la calidad de vida del paciente.
  • Daños a la salud. El uso recurrente y/o en altas dosis, sin supervisión médica, provoca que las sustancias se acumulen en el organismo, y causen algunas complicaciones como sangrado gastrointestinal, falla renal, daño hepático o problemas cardiovasculares, especialmente entre pacientes de edad avanzada o con patologías preexistentes. 
  • Aparición de reacciones leves como erupciones cutáneas, dolor abdominal, vómito o taquicardia. 

Ambos especialistas señalan que, para solucionar esta situación, es necesario educar a la población sobre el dolor crónico, promover el uso responsable de AINES, sensibilizar acerca de los riesgos de su abuso y la importancia de buscar atención médica adecuada para garantizar un diagnóstico oportuno y recibir el tratamiento adecuado para cada paciente. 

Por otro lado, enfatiza sobre la urgencia de fortalecer los centros de atención primaria para el óptimo abordaje del dolor crónico, además de la urgencia de implementar programas de formación capacitación del personal de salud, ya que son los responsables de la prescripción, así como de la promoción del uso adecuado de los medicamentos.

Sobre el dolor crónico

  • El dolor es una experiencia sensorial y emocional desagradable que el organismo utiliza como mecanismo para indicar daño de algún tejido, pero, cuando se prolonga por más de tres meses, pierde su función biológica y se cronifica
  • Es considerado una enfermedad por sí misma, de acuerdo con la Clasificación Internacional de Enfermedades (ICD-11, por sus siglas en inglés).
  • La Federación Latinoamericana de Estudios del Dolor (FEDELAT) estima que 190 millones de personas padecen esta condición en Latinoamérica; de ellos, alrededor de 60 millones sufren de dolor lumbar crónico y 13 millones de personas padecen de dolor neuropático
  • En Perú, el dolor crónico afecta a aproximadamente al 35% de la población, según indica el doctor Enrique Orillo, presidente de la Asociación Peruana para Estudios de Dolor (ASPED).
  • El dolor crónico tiene un impacto significativo en la calidad de vida de los pacientes, desde el punto de vista físico, económico y emocional. Debido a su intensidad, interfiere en las actividades físicas, sociales y diarias, disminuye su capacidad cognitiva y los hace más propensos a sufrir ansiedad y depresión.